martes, 10 de junio de 2014

Nothing's gonna change my world

 Son pasadizos de musgo donde siento que camino.
 La oscuridad es soberana, y mis manos resbalan al tratar de guiar.
 Me caigo, me resbalo, me golpeo.
 Escucho sirenas detrás, lo siento, lo vivo, buscan aniquilar.

 Hay risas de hienas.
 Me esperan deseosas.
 Raíces tratan de atraparme por los tobillos.
 Grito, solo grito. Un grito seco me recuerda que dónde estoy, nadie puede salvarme.

 Puede estar todo perdido pero cierro los ojos.
 La oscuridad no es mas que circunstancial.
 Siento acordes mayores que me llaman.
 El musgo se empieza a disipar.
 Las raíces se secan y quiebran.
 Las hienas huyen.
 Las sirenas lloran.
 Abro mis ojos y solo hay luz, solo soy luz.
 Camino y el laberinto de musgo ahora es algodón.

 Soy mi única y mejor arma, yo y mi mente, y Él. Cómo no si ella construyó todo..

domingo, 8 de junio de 2014

I promise

 Llovía un poco. Con la cabeza gacha  y las manos en los bolsillos contaba las hojas amarillas mientras caminaba por la vereda. Hacia frío pero en el grado aceptable de un día de invierno, era hasta placentero caminar abrigadamente en el frío acompañado por las gotas chocando en el pavimento.
 Otra vez estaba ahí, pensaba, una vez mas divagando en el tan conocido y desconocido centro.
 Se frenó hasta que el semáforo le dio paso, cruzó la calle no sabiendo del todo si era el camino correcto pero estaba seguro que al llegar adonde pensaba la iba a encontrar, después de todo nunca se fue de la ciudad y lo sabía.
Caminó una cuadra mas y dobló en la esquina, no hizo falta mucho mas, fue muy fácil distinguirla parada al lado de un farol en la esquina siguiente, con esa presencia indescriptiblemente distintiva y hasta por momentos pragmática. 

 A medida que se acercaba podía empezar a visualizarla en cada detalle, vestía un hermoso tapado marrón claro con botones (creyó haber contado seis), botas del mismo color, una bufanda de lana a rayas blancas y rojas y un gorro tejido que combinaba a la perfección con todo el resto. Sus ojos verdes se veían mas intensos por el frío y cierto rubor en sus mejillas no hacían mas que cerrar una imágen idílica en el paisaje post otoñal.

 Frenó a un metro de distancia y se quedó mirándola. Lo mismo hizo ella, mientras que con  un delicado ademán de alegría inclinaba ligeramente la cabeza sonriendole.
Permanecieron así por unos treinta segundos mas. Fue él finamente el que rompió la estática,  se acercó y sin mas preámbulos la envolvió en sus brazos, ella solo se dejó atrapar. El frío y la circunstancia de la ciudad los hacía realizar cada acto de forma cuasi ceremonial, acentuando cada movimiento que realizaban en tiempo lento, como no queriendo dejar pasar cada instante. Al separarse tomó sus manos, la miró fijo a los ojos y la besó.

 "Otra vez acá" Dijo Diana mientras la esmeralda de sus ojos pintaba pícaramente paraísos en los rostros.
 "No podía ser de otra forma" Contestó él dulcemente.
  Ella volteó la cabeza y perdió su mirada en el lejano parque al final de la calle, pasó un tiempo hasta que exclamó contemplante :
 "Es curioso, el otoño y el invierno son visiblemente deprimentes, un tanto tétricos incluso. Pero no por eso dejan de tener una belleza encantadora"
 "Lo descubrí hace no mucho, tiene algo muy atrayente, creo que de cierta forma aveces hasta da un aire de seguridad. Por momentos es lindo el invierno en la ciudad" Contestó él.
 "Si, viste? igual depende mucho del momento. Es lindo cuando esta calmo. Pero suelen haber tormentas poco amables, e incluso he visto algunos duendes." 
 "Duendes?"
 "Sí, duendes, son tiernos, pero terriblemente peligrosos y destructivos"
 "Nunca me lo hubiera imaginado"
 Al escuchar esto Diana instantánemanente rió:
 "Enrealidad sabés que si, les encanta hipnotizar personas y dejarlas estancadas en tormentas"
 "Cómo te gusta ser incisiva eh." Dijo un tanto resignado y prosiguió: "Es cierto, suelen hacerlo, de hecho nunca lo dejan, pero no es tan fácil alejarlos..."
 "No importa, vení"
 La chica tomó su mano y de forma delicadamente brusca lo llevó a caminar la capital.

 Él solo no dejaba de preguntarse si no había sido un error haber vuelto, después de todo seguía escapándose, no tenía un punto fijo donde encontrarla fuera de ahí.
 Por su parte, Diana no necesitaba mirarlo para saber que pensaba. No dijo nada, no tenía mucho para decir al respecto. No fue sino hasta un rato después cuando finalmente preguntó:

 "Hace mucho que estabas pensando volver, no?"
 "Desde la última vez que me fui probablemente"
 "Y tenés la misma preocupación de siempre"
 "Creo que sí, pero me estoy dando cuenta que mi preocupación quizás no seas tanto vos sino los duendes."
 "Anularlos puede hacer que no haya peligro?" Preguntó ahora exaltante sin ocultar su deseo.
 "La verdad que nosé, no puedo realmente decirte. Ojalá.."
 "De creer que el peligro era solo yo a esta posibilidad hay un gran avance" Contestó ahora entre decepcionada y divertida.
 "Vos los empezaste a ver en el mismo momento que yo, vamos descubriendo de que se trata todo esto de a poco."
 Frenaron al llegar a la avenida de la costanera. Mientras esperaban que el semáforo de peatones les diera verde empezó a llover mas fuerte, automáticamente la chica sacó un paraguas negro de su tapado.
 "Jaja, estas preparada para todo"
 "Obvio, vivo acá te olvidaste?"
 El semáforo se puso en verde.
 "Sobre eso, creo que no va a dar para mucho mas" Dijo él mientras cruzaban la avenida.
 "No vas a matarme no?" Respondió riéndose.
 "Nunca te haría daño tonta, me refiero a la realidad. Ya se, suena ultra repetido y poco cuerdo pero puede ser.."
 "Y si, después de tanto tiempo sería ilógico no pensar que suena raro, pero puede pasar.."

 Llegaron al otro lado de la calle y se sentaron en un banco mirando al rio. El paraguas negro los cubría de la incesante lluvia, pero una vez mas, no importaba demasiado. Eran justamente esos momentos en los que el entorno no era mas que una simple pantomima. Solamente necesitaban poder perder la vista, hundir sus pensamientos en el río, dejarse en el tiempo.

 "Creo que estoy loco, pero muy loco, creo que es preocupante en serio"
 "Sería preocupante si no lo estuvieras, la ciudad, todo esto, que seria de todo esto? el que no esta loco es porque no esta despierto, nosé porqué ahora te pones a pensar en esto... si, el invierno, pero no seas tonto y recordá lo que me juraste, me juraste que no te ibas a ir del camino"
 "Esta es la parte donde se vuelve todo re loco"
 "Jaja, desde el principio que es muy loco, if you want it like that, it would be that way"
 "Te lo dije"
 "Igual, tampoco es tan extraño"
 "I love to do it anyway"
 "Si, pero le sacaste la mística"
 "Vos sos mística"
 Ella apoyó la cabeza en su hombro, ya no llovia tanto por lo que pudo dejar el paraguas a un lado.
 "Volviendo al tema" Dijo Diana mientras que ahora miraban un barco que navegaba en el río. "Se que estás aca por eso, el invierno es frío y te deja buceando solo en el polvo de las hojas. Pero vos lo dijiste, esta por pasar, no sabemos porque lo sabemos pero es así. La torture est proportionnelle au ciel, l'essence est terminée, mon amour"
 "Eso es nuevo..." La chica lo fulminó con una mirada reprobatoria, el solo miró para abajo, no le quedaban salidas, hizo lo que no quería, se vió desnudo, se juzgó y se reprochó en medio de la duda misma "...si, ya sé, ya sé, soy débil, perdonáme enserio, soy muy débil"
 "Cualquiera lo sería, los dones no vienen solos, nada mas no te olvides, por favor no me dejes"
 Él cerró los ojos y se echó en el banco. Diana lo miraba con aires de impotencia, no fue hasta un rato después cuando dijo:
 "No te querés ir"
 "Lo estoy disfrutando. Lo necesito y nosé cuando voy a volver, necesito estar acá un rato mas"
 "Tenemos el tiempo a nuestra merced, podés estar cuanto quieras"

Permanecieron allí un buen rato, incluso podrían haber estado mucho mas. La ciudad se mantenía intacta y no dejaba de ser una foto cuando lo precisaban, efectivamente, eran dueños de la eternidad.
Él finalmente se inclinó hacia adelante, se resfregó los parpados y la miró. La chica de los ojos verdes le devolvía la mirada, expectante por saber cuál sería su próximo paso, si bien siempre lo fueron esta visita resaltaba por lo indescifrable.

"Sabés que es mentira no? Lo sabés? Sabés quién sos" Le dijo ella casi susurrando.

 El no contestó, solo la tomó de la mano y se levantaron del asiento. Miraba para abajo, sin decir palabra, y así de un momento a otro empezaron a correr. Diana apenas y podía seguirle el ritmo.. la temperatura empezaba a bajar cada vez mas. Ellos seguían corriendo alejándose del río, adentrándose en la capital, corrieron cuadras y cuadras de forma poco concisa. Finalmente llegó a alguna esquina y se frenó, la temperatura de a poco volvia a la normalidad.

"Qué fue eso?" Preguntó la chica completamente extenuada.
 "Si sé quién soy, tenía que correr, el frío nos puede matar. Te amo, y nosé cómo pero esto va a salir bien"

 Ella sólo se quedó mirándolo, le costaba entender qué estaba sucediendo y como de repente todo cambiaba de matices. Le creía, le creía y nunca le iba a dejar de creer. Le dió un beso justo antes de que todo empezara a girar. No dejaron de mirarse mientras de a poco todo empezaba a desvanecerse, pero esta vez las miradas eran distintas, lejos de la sumisión característica. Era determinación, era seguridad, confianza mutua.

 Empezaron a cruzarse los haces de luces, se alejó el sonido de los autos, se perdió el polvo de hojas. La ciudad y el centro se disipaban una vez mas, sin embargo había algo que decía que esta vez era distinto.