Es ese miedo de volver a lo mismo.
Es ese miedo de querer creer cosas inexistentes y mimetizar en tu pensamiento una escena de mentira.
Es ese miedo de saber que es demasiado y aún así creer que es real. Es ese dejarse llevar por la distancia difusa, que le gusta pintar tus ojos de colores.
Es ese miedo a volver a sentir el pecho en dos, de mezclarte en una bruma tóxica, de herirte de forma consciente y masoquista.
Pero ese miedo se siente tan bien, ese miedo te hace emocionar tanto.. tanto... te da motivos para pensar en algo, para sonreír sin motivo alguno, para creer y emocionarte al creer que ves lo imposible. Pero justamente es eso, imposible, o por lo menos muy difícil. No caigas otra vez, no pienses que la primera señal es definitiva, no dejes que tu inocencia con cada vez mas marcas se vea endulzada por sombras.
No, por favor, no te dejes caer de espaldas entregándote al piso, pensá y recordá que a la historia le gusta repetirse mas de una vez, que esta vez, sea lo que sea con vos despierto, con vos sin bruma, con los ojos sin colores, que esta vez sea sin miedo. Si es que es. Sino simplemente no debía.
No agarres esa lanza dulce otra vez para que termine en tu espalda por favor.
No te olvides, al azul le gusta volverse negro con una facilidad asombrosa.
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