Cuando el tiempo empieza a apretar, el no tener tiempo se vuelve esencial.
Es esa eterna dicotomía entre lo que la imagen de la prefabricación y tu alma quieren conquistar. De cierta forma perderse ya se volvió ritual, masoquista pero ritual a la vez como todo lo que hacés. Y la gente de plástico vive su mentira de manera tan eficaz... parecen felices, sin pensar aveces es mejor? la eterna disputa, la eterna conquista.
Nuestra bendición se vuelve tortuosa, y es ahí cuando dudamos que tan correcto es afirmar que es una bendición. Si algún día realmente se ordena, y si realmente todas las cosas se cobran y toma el mundo su justo lugar, va a ser ahí donde todo esto no va a ser mas que una crisis lógica del camino, una anécdota del proceso. O sino, y esta la escribo con miedo, sin querer, realmente quizás sea una mirada hacia el mundo real, dónde siempre estuve equivocado, dónde no quiero vivir, dónde no se piensa y son todos iguales y.. felices?
Quiero creer que siempre vi la realidad
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