jueves, 21 de marzo de 2019

Viaje a la luna

Caminaba, solamente caminaba.
Había salido antes, para bien o mal, no sabía.
Pero caminaba, hasta la boca del subte, y bajaba caminando por la escalera eléctrica como si estuviese apurado aunque no lo estaba.
Y en el subte miraba. Miraba y lamentaba, miraba y pensaba, miraba y maldecía. Miraba, miraba a dos venezolanes dándose besos. Envidiaba esa felicidad. Y levantaba la vista, y se veía en el reflejo de la ventana, y se daba cuenta . Se daba cuenta que, de repente era uno más.
Era un porteño mas (porque enrealidad lo era) cansado y triste en el subte. Respirando buenos aires y exhalando tango. Pensando el pasado y añorando otro lugar. Poetizando la soledad y llorando el desarraigo. Esperando llegar a algún lado para seguir igual.
Y llegaba a ese lado, y se bajaba en carranza y en la estación un tipo tocaba Love of my life. ("You will remember when this is blown over, and everything is all"), buscaba la salida y subía la escalera ("When I grow older, I will be there, at your side, to remind you how I still love you, I still love you) subía de a dos escalones, sacudía la cabeza tratando de evitar el sonido que se le filtraba en los huesos, escapaba, salía agitado de la boca del subte.
Caminaba una cuadra y media.
Trataba de refugiarse en el club de música. Se quedaba sentado a un costado escribiendo. Y pensaba, la pensaba. Y fumaba, le empezaban a arder los ojos.
Y los cerraba y ahora veía algo diferente.
Ahora todo se trasformaba.
Ya no veía Buenos Aires, ahora veía la quinta.
Veía la quinta y el pasaje hammarksjold. Veía el pasaje hammarksjold y veía la fuente.
Veía la fuente y la veía a ella.
Ella, parada, sonriéndole, esperándolo en la esquina.

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